Yo hago barcos que se hunden. Que se hunden en recuerdos y sueños. Hago barcos que no necesitan latitudes, que navegan como veleros vitrificados hacia los horizontes de la imaginación. Un contenedor para Moisés y otro para el jefe vikingo. El viajero debe confiar en la delgada piel que es lo único que la separa de lo desconocido.El barco siempre me ha fascinado, por su hermosa forma y por lo que significa: ingresos, aventura, viajes, nacimiento y muerte. Un símbolo que pertenece a nuestra conciencia colectiva. Todos tenemos una relación respetuosa con el barco. El pescador en el archipiélago no corta su bote viejo para leña. Cuando el bote no puede más, entonces puede descansar en paz y nutrir lentamente a los barcos nuevos. Entiendo por qué el marinero más cruel llama con respeto y reverencia a su seguro de vida como Ella. Una madre en quien confiar cuando la sociedad está separada de la tierra firme.- Bertil Vallien